viernes, 31 de mayo de 2013

Fritá Gitana de Laujar de Andarax



" A mi me gusta saborear la hierba y la hierbabuena,
un cante por soleá y una voz clara y serena,
y una guitarra y tus ojos, y a laito de una candela"

Camarón

De Laujar de Andarax 
(Almería)


Laujar de Andarax, lugar mítico en Andalucía y bastante desconocido, por lo que hago un llamamiento desde está página para que lo tomemos más en consideración y se le otorgue el lugar que merece, tanto en España como en Andalucía.

No existe pueblo donde se reúnan tal cantidad de mitos y nombres prosaicos que oferten vuelo a la imaginación. Ya contamos algo de su historia en la anterior entrada y a la que dejaré el enlace tras este párrafo.

Según cuenta la leyenda es el pueblo más antiguo de España, fundado por Túbal, hijo de Jefet y nieto de Noé.

Tubal, fundó Araja, otorgándole el nombre de su hija fallecida, cuando se disponía a embarcar para venir a esta tierra.

Laujar de Andarax es donde se perdieron para siempre los «Pozos de Aníbal», las legendarias minas de oro cartaginesas.

Laujar de Andarax en cuyo término cuenta la leyenda yace un gigante sepultado por las piedras que le lanzaba su oponente desde Sierra Nevada...

Os dejo algunas denominaciones de su entorno y juzgad por vosotros mismos: Caparidan, La Loma del Gigante, La Quinta, Minas de Martos, Acueducto de la Rambla de Bonaya, Las Minillas, La Sepultura del Gigante, Chimenea de la Loma del Sueño, Acueducto de la Rambla de Bonaya, Molino de agua, El Nacimiento, La Fabriquilla, Acueducto del Barranco del Conde (o «Puente de los Moros»), Azud del Río Nacimiento, Molino de la Limosna, Molino de la Placeta, Molino de El Batán, Molino del Puente, La Fábrica de Harinas, Molino de Calache, Molino de la Fabriquilla, La Molineta, Molino de El Nacimiento, Molino de Manogorda, Ermita de las Ánimas…

Y sus fuentes, que son dieciséis y que se hayan repartidas por el pueblo: Pilar seco, Pilar de San Antonio, Pilar de la Plaza, Pilar de la barandilla, Pilar de San Blas, Pilar de la Cañada, Pilar del Barrio Bajo, Fuente nueva…

En fin, os invito a recorrer está tierra generosa, aquí no cabe más, aunque ganas no os falten de continuar diciendo…
No es este el primer plato que traemos de Laujar de Andarax, ya le tocó el turno a sus exquisitos Pebetes. Ahora continuamos repitiendo con uno de sus ingredientes, me refiero a la calabaza.

Llegó este plato hace unas semanas, cautivándome el nombre; como todo cuanto rodea la población de Laujar de Andarax.

Luego llegó el sofrito, el aroma de las verduras, el mimo y cuidado para que estas no se rompan demasiado, ese cuido del plato que hipnotiza al cocinero y con ello, ese momento exacto donde decidimos detenernos, en donde decimos en voz alta; «ya está, se acabó», subscribiendo un final donde no cabe más.

Y es que a veces, nos cuesta tanto cuesta decir basta, aquí me quedo y dar por finalizado un ciclo...





INGREDIENTES

Dos patatas

Dos tomates maduros

Un pimiento

Una cebolla

Ciento cincuenta gramos de calabaza

Un poco de agua

Aceite de oliva virgen extra

Sal


ELABORACIÓN

Hacemos un sofrito con la cebolla, el pimiento y el tomate. Todo picado y no demasiado pequeño; trozos que se vean en la cazuela, pero vayamos paso a paso, sin prisas.

El tomate lo pelamos y le quitamos las semillas. Troceándolo, o incluso rallándolo, como más nos guste.

La calabaza una vez pelada y cortada a dados de generoso tamaño, le damos un golpe de cocción de unos quince minutos, asegurándonos que nos queda recia la carne.

Pelamos la cebolla y limpiamos los pimientos.

Pelamos las patatas y cortamos en rodajas, como si fuesen a lo pobre.

Picamos la cebolla y el pimiento, en trozos grandes, que se perciban en la cazuela.

Freímos las patatas aparte, que no queden demasiado crujientes, pero sí enteras.

Aceite de oliva caliente y vamos añadiendo por el siguiente orden; La cebolla, el pimiento y el tomate. Por último, le agregamos la calabaza.

Le agregamos un poquitín de agua y dejamos que se enternezcan los ingredientes.

Finalmente, y una vez consumida el agua agregamos las patatas y removemos.

Probamos y comprobamos si necesita el tomate una pizca de azúcar, por aquello de la acidez.

Punto de sal y listo.


OBSERVACIONES

Quizás una variante a la alboronía árabe, plato perfecto como acompañante para carnes o pescado. Cargado de matices y de vitaminas.

Dejemos que los elementos se combinen entre sí, sin abusar del aceite o las grasas que tanto daño hacen al resultado final de este tipo de platos.

Compendio de nutrientes y vitaminas.

Un punto de pimienta negra le va muy bien.

Entre las hierbas podemos decantarnos por el orégano o la hierbabuena que de otorga un punto diferente.


7 comentarios:

  1. Tiene que estar delicioso, para disfrutar. Un abrazo, Clara.

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  2. Es un plato increible... yo me ponia "ciego" cuando iba por esas tierras maravillosas... la hacia mi suegra que es de Padules, voy a intentar imitarla, pero se que no me saldra igual... pero lo intentare... buena cocina casera la andaluza de esa parte... saludos a todos los almerienses.

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  3. Sí que recuerda a la alboronía, propia de los viernes de Cuaresma. Qué rico. Gracias, Ricardo.

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